Al francés François Marie Arouet, que pasó a la historia con el nombre de Voltaire, se le atribuye el siguiente pensamiento: “No creo en lo que dices, pero estaría dispuesto a dar la vida por defender tu derecho a decirlo”. Dejando atrás la posibilidad que se trate del uso del leguaje figurado o de una posición extrema, la afirmación de Voltaire es para mi un principio ético fundamental que debe regir las relaciones políticas de los seres humanos. Va más allá de la defensa del derecho a una opinión propia, a la libertad de penasamiento y de expresión. Se trata, ni más ni menos, que de colocarse en la posición de defender como fundamental el derecho de quien piensa diferente, a plantear sus ideas , aunque pensemos que está equivocado; sin que por ello se le ofenda o persiga, y menos aun que se le condene.
Me atrevería a proponer una leve modificación: No creo en lo que dices, pero estaría dispuesto a luchar sin descanso para defender tu derecho a decirlo.
MUCHO TENDRÍAN QUE APRENDER ALGUNOS DE NUESTROS POLÍTICOS Y GOBERNANTES DE LA OPINIÓN Y LAS IDEAS DE MONSIEUR VOLTAIRE.
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